Esta semana se sintió como una lucha entre el optimismo y la cautela.
En EE. UU., las ventas minoristas sorprendieron al alza y el sentimiento del consumidor se mantuvo, lo que dio algo de qué alegrarse a los alcistas.
La economía global sigue enviando señales mixtas, y la semana pasada no fue la excepción.
En EE.UU., el crecimiento claramente está perdiendo fuerza, pero la inflación está siendo difícil de controlar.
Los últimos datos de EE.UU. dieron una señal algo mixta. Por un lado, la economía claramente está desacelerándose. Pero por otro, la inflación — o el aumento general de los precios — sigue presente.
La medida favorita de la inflación de la Fed, llamada PCE subyacente, subió ligeramente al 2.7% en mayo.
This week’s economic data showed a mix of cooling inflation and slow-but-steady growth. In the US, the Fed’s preferred inflation measure – core PCE – rose just 0.2% in May, bringing the annual rate to 2.7%. That’s close to the Fed’s 2% target, supporting the idea that price pressures are easing. However, Americans are spending more cautiously: personal spending dipped for the second time this year, and consumer confidence fell sharply in June as worries about jobs and the economy grew. Jobless claims edged down slightly, suggesting the labour market is cooling gradually.
El panorama macroeconómico de la semana pasada mostró una desaceleración de la inflación, pero una demanda más débil. Las ventas minoristas de EE. UU. cayeron inesperadamente un 0,9 % en mayo —la mayor caída en cuatro meses— lo que sugiere que los consumidores están reduciendo su gasto debido a las altas tasas de interés y la presión persistente de los precios.