¿Alguna vez te has quedado mirando el mercado de valores pensando: “¿por dónde empiezo?” Elegir acciones individuales puede sentirse como escoger un bombón de una caja sin saber el sabor: emocionante, pero también un poco inquietante.
Hay algo curioso sobre el dólar estadounidense: tiende a subir cuando el mundo se desmorona… pero también cuando la economía de EE. UU. está en auge. ¿Una combinación extraña, verdad? Si las cosas van mal, uno esperaría que el dólar cayera. Y si todo marcha excelente, quizá la gente diversificaría hacia otras monedas. Sin embargo, la historia muestra lo contrario. Los economistas llaman a esto la Teoría de la Sonrisa del Dólar. Y una vez que se entiende la idea, resulta bastante intuitivo.
¿Alguna vez has mirado un gráfico de mercado y pensado, qué demonios acaba de pasar? Los precios suben un día, bajan al siguiente, y los inversores quedan confundidos.
Si alguna vez has reservado unas vacaciones con meses de antelación solo para asegurar el precio del vuelo, ya entiendes la idea de los derivados. En los mercados, funcionan igual.
Imagina esto: es temprano en la mañana, café en mano, y los traders de todo el mundo están pendientes de sus pantallas. Un número está a punto de publicarse. Podría ser la última cifra de inflación. Podría ser el informe mensual de empleo. En cualquier caso, en cuestión de segundos aparecerá en los titulares de las noticias. Y, así de rápido, los mercados podrían dispararse, tambalearse o volverse caóticos.